miércoles, 27 de junio de 2012

Avellaneda: cuna de la Impro en zona sur.

Avellaneda: cuna de la Impro en zona sur.
por Andrés Cardiff.

Chechi Savoia. Recuerde el nombre, querido lector. ¿Cuántas veces propuestas culturales nos agradan y desconocemos a su gestor, la persona detrás que tradujo ideas en acción? Esa es una injusticia propia de la naturaleza humana que desde aquí procuramos abolir en porción alguna y a la que invitamos a que deje de suceder en su persona, con el simple hecho de recordarlo: Chechi Savoia, la profe de impro en el Teatro de la Cuadra.
Sucede que esta mujer tuvo una idea que lleva a cabo con una entrañable “manga de desacataos” que son su grupo de alumnos que en la última oportunidad rondaban entre diez y doce acólitos, que han tenido la inmejorable idea de crear el grupo SOCIOS presentándose el primer sábado de cada mes. Marcos, Alfredo, Florencia, Graciela, Patricia, Laura, Gonza, Gabriela, Patricio, Leo, Mabel, Patricio, Maru, Hernán y Gise.
La IMPRO (“Improv”, en inglés) es una práctica irreverente de exigir a cuerpo y mente a crear un puente dinámico y constante mediante el ensayo de micro mímesis cuyos condicionantes son pautados con el público en el momento y promete una noche de puro disfrute y picardía. Cada instancia, cada propuesta, se le llama “juego” y tiene sus pautas bien marcadas que terminan siendo para quien ejecuta y para quien atestigua, un desafío de coordinación, memoria e inventiva:
·   Sólo preguntas: la consigna es que en un lugar elegido por propuesta del público (esto hay que recalcarlo) los participantes solo pueden mantener un diálogo en tono interrogativo, y es el público el sensor que detecta el error que elimina a un participante para que sea reemplazado por otro.
·   La letra prohibida: dos participantes deben entablar una charla o iniciar una situación a partir de una noticia de la actualidad y estar pendientes de no utilizar una letra al azar. La presión aumenta cuando la letra está en medio de una palabra clave del tema y genera gran expectación la manera en que el participante se ingenia para evitarla.
·   Switch: dos participantes, cada uno con un rol curioso y en una situación particular ambas cosas propuestas por el público; deberán sobrellevar dicha situación y al pitido de la profesora (que siempre lleva silbato), deben intercambiar roles haciendo el primero lo que hacía el otro. En alguna ocasión se pudo ver una simulación de parto donde el padre pasa tras un pitido a ser el parturiente, por ejemplo.
·   El último apaga la luz: este tiene tres participantes. Cada uno ejecuta un rol y al finalizar la improvisación, el público elimina por intensidad de aplausos a uno de ellos. Los restantes deben suplir el participante faltante en una nueva improvisación tras la cual quedará uno solo. El último que “apaga la luz” debe hacer su rol y los dos restantes. Al borde de la esquizofrenia.
Hay varios más, pero la idea es que los sorprenda.
No son chistes. No es una obra de teatro. Es algo más. El mundo de la IMPRO coexiste con el de todos nosotros en algunos rincones del orbe y se asoma cada tanto; consigue adeptos en la práctica y en la audiencia; genera adrenalina y liberación, risas y catarsis; plantea un desafío mental, de coordinación, de ruptura de límites al mundo interno y hacia la conducta externa. Es divertido, hilarante, tan complicado como atractivo. Es Chechi Savoia y el grupo SOCIOS quienes nos traen esta propuesta: no hay que perderlos de vista.

Para disfrutar más de lo que hacen los chicos, podés ver algunos videos aquí.
O bien, en su página de Facebook, aquí.

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