martes, 16 de octubre de 2012

Entrevista a Chechi Savoia y el grupo SOCIOS de Impro en el Teatro de la Cuadra, Avellaneda, por Andrés Cardiff


Avellaneda: cuna de la Impro en zona sur (ampliada)
por Andrés Cardiff.

Chechi Savoia. Recuerde el nombre, querido lector. ¿Cuántas veces propuestas culturales nos agradan y desconocemos a su gestor, a la persona detrás que tradujo ideas en acción? Esa es una injusticia propia de la naturaleza humana que procuramos abolir en porción alguna y a la que invitamos a que deje de suceder en su persona, con el simple hecho de recordarlo: Chechi Savoia, la profe de Impro en el Teatro de la Cuadra.
Sucede que esta mujer tuvo una idea que lleva a cabo con una entrañable “manga de desacataos”, que son su grupo de alumnos que en la última oportunidad rondaban entre diez y doce acólitos, que han tenido la inmejorable idea de crear el grupo SOCIOS presentándose el primer sábado de cada mes. Marcos, Alfredo, Florencia, Graciela, Patricia, Laura, Gonza, Gabriela, Patricio, Leo, Mabel, Patricio, Maru, Hernán y Gise.
Chechi en breve:

Edad: 38 años
Estudios
 
 -Egresada del Conservatorio Nacional de Arte dramático. Título: actriz nacional.
 -Match de Improvisación: Prof. Ricardo Behrens
-Teatro Sport: Prof. Hacho Badaracco-Julián Vidal
-Canto: Profesora Cecilia Bacot
-"El doble": Lorenzo Quinteros
-"Río plateado": Hugo Midón.
Últimos trabajos realizados

-Integrante del elenco de Depilación, tintura y asesinato, temporada 2011/12. Teatro Liberarte.
-Integrante del grupo de impro “Clan Bomba” e “Irrepetibles” con los cuáles realiza eventos empresariales y sociales.
-Integrante del elenco del Conventillo de la Paloma y Truffaldino: Director: Gustavo Di Leo. (obras representadas en escuelas)
-Más allá de las paredes: Suspenso. Teatro Colonial. Teatro Liberarte.
-El conventillo viviente: Sainete para turistas en el complejo Boca Tango.
-Fidela: Farsa. Teatro LYF
-De sapos y piratas: Infantil. Sala 420
-El pánico: Residencia Rafael Spregelburd
-Talismán, 3 corazones y 1 piano: Musical. Oliverio Always. Teatro Bauen
-Cantante de la banda María Chucena
-Docente de teatro e improvisación teatral en Teatro de la Cuadra y Centros de Pami (tercera edad)
La IMPRO (“Improv”, en inglés) es una práctica irreverente de exigir a cuerpo y mente a crear un puente dinámico y constante mediante el ensayo de micro mímesis cuyos condicionantes son pautados con el público en el momento y promete una noche de puro disfrute y picardía. Cada instancia, cada propuesta, se le llama “juego” y tiene sus pautas bien marcadas que terminan siendo para quien ejecuta y para quien atestigua, un desafío de coordinación, memoria e inventiva:
·     Sólo preguntas: la consigna es que en un lugar elegido por propuesta del público (esto hay que recalcarlo) los participantes solo pueden mantener un diálogo en tono interrogativo, y es el público el sensor que detecta el error, el que elimina a un participante para que sea reemplazado por otro.
·     La letra prohibida: dos participantes deben entablar una charla o iniciar una situación a partir de una noticia de la actualidad y estar pendientes de no utilizar una letra al azar. La presión aumenta cuando la letra está en medio de una palabra clave del tema y genera gran expectación la manera en que el participante se ingenia para evitarla.
·     Switch: dos participantes, cada uno con un rol curioso y en una situación particular, ambas cosas propuestas por el público; deberán sobrellevar dicha situación y al pitido de la profesora (que siempre lleva silbato), deben intercambiar roles haciendo el primero lo que hacía el otro. En alguna ocasión se pudo ver una simulación de parto donde el padre pasa tras un pitido a ser el parturiente, por ejemplo.
·      El último apaga la luz: este tiene tres participantes. Cada uno ejecuta un rol y al finalizar la improvisación, el público elimina por intensidad de aplausos a uno de ellos. Los restantes deben suplir el participante faltante en una nueva improvisación tras la cual quedará uno solo. El último que “apaga la luz” debe hacer su rol y los dos restantes. Al borde de la esquizofrenia.
Hay varios más, pero la idea es que los sorprenda.
Entrevistamos a sus protagonistas que permitieron la intromisión en una de sus clases de los viernes a las 21hs, en el mismo teatro donde se presentan.  Uno se encuentra con un grupo humano que emana energía pura, el ambiente contagia inquietud y lo lleva a uno a la reflexión de que lo que hacen es en apariencia extraño, pero con el correr del tiempo se vuelve lógico y muy tentador. El grupo es heterogéneo dado que las edades varían, las situaciones personales varían y se dedican a oficios y profesiones de lo más diversas: Marcos (ingeniero agrónomo), Alfredo (imprenta), Lula (actriz doblajista y radioteatro), Florencia (estudiante Lic. Salubridad e Higiene), Gigi (maestra jardinera), Leo (docente, director de escuela, Lic. en Cs. de la Educación), Graciela (cardióloga), Mariano (ingeniero de sistemas), Laura (maestra), Gabriela (ingeniera en sistemas de información) y, entre ellos, la profe “Chechi”.
-¿Por qué hacés Impro?
Florencia: Me divierto mucho con esto: es mi cable a tierra. Es mi espacio, mi lugar, mi gente, mi todo.
Graciela: Vengo a evitar uno de los factores de riesgo cardiovascular: el stress. Y vengo que porque está Marquitos (franelean jugando y estallan las risas).
Mariano: Hago Impro cada vez que puedo desde hace un par de años. Y también es un cable a tierra para mí: todo lo que no sale por lo técnico sale acá, así que lo disfruto mucho.
Laura: Lo que me trae acá que me gustó es, además de cómo lo da Chechi, el grupo en sí. O sea, todo lo que es el grupo, la unión que hay.
Gigi: Yo estoy siempre jugando con los chicos y a veces está bueno seguir jugando con gente grande. Eso está copado.
Lula: Yo soy de las más irregulares, de las que vienen cuando podemos. Pero lo que me hace volver es no estar preocupada por el texto, sino que todo puede pasar y que puede pasar que salga sangre del cuello y hacer el efecto del sonido, puede ser que mientras tanto que en el cerebro de alguien pase algo y eso no pasa en la actuación clásica. Si bien existe dentro de la carrera de actuación la improvisación, lo que te da la Impro, además que te da la herramienta para comunicarte y ayudarte a vos mismo en la vida y a crecer como persona, no te limita, no hay limites y está bueno.
Alfredo: La Impro no tiene nada que ver con la imprenta. La imprenta con la Impro tampoco. Pero la Impro con la vida va como piña. Así que mi dinero lo gano con mi laburo, pero las dos horas de acá pagan más que mi trabajo.
Gabriela: Empecé esto para desestructurarme un poco. (Lo dice en seco, dura. Se hace una pausa y vuelven las carcajadas a coparlo todo con más ruido que antes).
-¿Qué requisitos tiene que tener una persona para hacer Impro?
Chechi: Respirar. Ser un ser vivo que le corra la circulación de la sangre… Nada. No hay requisitos. No tiene que estar dedicado más que a vivir y a ser una persona. La Impro, ya sea que tu objetivo final sea para representarlo y dedicarte a eso toda tu vida, como para simplemente entretenerte los viernes que es el día en que yo doy, o para conocer gente, o para no aburrirte en tu casa, o porque estaba entre esto y macramé, o porque vivo al lado del teatro, la razón que sea alcanza. Yo no hago entrevistas, porque no me define a nadie y no hace falta ser actor. Cualquiera puede ser un improvisador. Trabajo con grandes y chicos; los chicos me gusta trabajar porque tienen un nivel de juego que no perdieron; con los grandes me gusta un poco más, aunque el juego es lo que cuesta más, tal vez, eso de “romper” y animarse a jugar. A lo mejor un requisito mínimo es decir “sí”, aceptar que se viene a jugar. Es exponerse bastante, no puedo ocultarme atrás de nada. A mí me produce bastante placer y me parece fantástico para cualquiera que quiera aprender la técnica que desbloquen un montón de cosas que te ayudan para la vida. Algunos estudian teatro pero en realidad no importa, aún si quieren dedicarse a esto, no importa.
-Si hubiese que ponerle un rótulo, una categoría, ¿Cuál sería?
Chechi: Improvisación teatral. Es una técnica teatral. Vos podés llegar a usar improvisación para distintos formatos, para hacer “Romeo y Julieta”, para hacer los momentos previos al momento del balcón… (Vale aclarar que en todo momento Alfre y Lula están en movimiento alrededor de Chechi o deliberadamente dentro de su campo visual haciendo alguna que otra payasada y ella se detendrá a propinarles algún insulto en inglés; los demás escuchan expectantes y sonrientes) para que el actor y la actriz entren en confianza para que, entonces, el momento en el que se besan, tenga un contenido y una historia previa.
-¿Existe solo una Impro?
Chechi: Tenés otro formato que es el deportivo. Tenés el campeonato de Impro-Sport, en el que se hacen distintos juegos pero por equipos, donde la gente vota, donde hay puntajes. Después tenés el otro formato que es el match, que ya son equipos de seis, con faltas y otras reglas porque es otro tipo de competencias. También hay otros tipos de Impro que son formatos largos, improvisaciones que pueden llegar a durar en un show una hora y que tienen un sentido y están conectadas unas con otras. Improvisación es todo porque cuando vas al verdulero y te dice “berenjena no hay”, vos tenés que arrancar desde otro lado la cena para la noche. Este formato que nosotros trabajamos es el formato que podría ser el competitivo, pero en realidad nosotros no competimos y menos cuando estoy dando clases porque lleva a estar atento a otras cosas, a estar pendiente de “le voy a romper el culo al otro” y nosotros lo que queremos es divertirnos, divertirnos con el hecho de hacer un buen show y que la gente se divierta y se olvide de un montón de cosas dos horas en la semana, no es mucho pedir.
-¿Qué impresión tuvieron de la primera clase y qué los llevó a seguir viniendo?
Mariano: Lo que me acuerdo de la primera clase de Impro, fue que me sentí de vuelta como un nene jugando con mis amigos, en un ambiente completamente divertido, en el cual todo lo que pasaba por la cabeza de los que estábamos ahí podía ser verdad y eso, volver a ser niño tiene un gran valor para mí.
Marcos: A mí me dijeron “vení a hacer número” (risas). Era el jardinero y vine porque la primera clase era gratis. Me quedé y no me quise ir nunca. Nos pusimos a jugar y eso estaba bueno. Por ejemplo, yo ahora digo que voy a entrenar la técnica los viernes, pero en realidad sé que vengo a jugar. Es mi momento de juego, mi momento de disfrute, mi momento de libertad, en el que podemos tener un ojo de vidrio, ser piratas, etc. Está muy bueno y es muy adictivo, aparte. Y los compañeros, los compañeros son fundamentales. Sabés que acá contás siempre con tus compañeros que siempre te van a entender, que siempre te van a decir que sí, que siempre van a querer jugar con vos lo que le propongas, hay una cooperación constante con el juego.
Leo: Yo hice teatro con Jorge López que dicho sea de paso fue el primer profesor de teatro de Joaquín Furriel y fue compañero mío…
Una de las chicas: ¡Epa! (Risas).
Chechi: Yo fui compañera de conservatorio de Joaquín…
Una de las chicas: ¿Teléfono…?
Chechi: Quince, seis… (Risas)
Leo: …y bueno con él hice improvisación, pero cuando llegué acá, descubrí un mundo nuevo. Fue fascinante. Otra cosa que suma es que sabemos que tenemos una función por mes y no tenemos que preparar nada. La tranquilidad esa de saber que vas a ir a la función y esa adrenalina que te genera estar con el público y ese gusto que se genera y no saber cómo es el texto, qué hago qué no hago… Eso también es placentero.
Alfredo: Yo no sabía nada de qué se trataba. Vine a averiguar por clases de teatro y me dijeron que en “setiembre” había un seminario de dos meses de improvisación. ¿Qué es eso? Mirá que no tengo ni la más remota idea. Y desde que crucé esa puerta y encontré a la mayoría de gente que está hoy acá me dije: “O me voy a la mierda, porque están todos locos; o me quedo porque yo estoy tan locos como ellos”. Y de aquel “setiembre” pasó un año ya. (Risas).
Marcos: Dijiste “setiembre” dos veces. (Más risas). Tiene que escribirse así, eh.
Chechi: Puede y también es bueno, como todo juego, a medida de que se lo va transitando, que después se agote, como todo. Una vez que lo hacés muy seguido, necesitás, a veces tantear y volver a estar ordenado en un texto, a poder crear un personaje desde otro lado, tal vez sostenido por una historia de una hora y media. Pero siempre se vuelve a la Impro, toda persona que alguna vez hizo un curso o vio un espectáculo queda atrapada porque tiene que nunca es lo mismo. Así seamos los mismos los que hagamos el show y venga la misma gente al show, se van a disparar otras palabras, se van a disparar otras noticias, se puede estar de otro ánimo y todo eso modifica al show. Si yo tengo que hacer de Julieta, no puedo decir: “estoy muy contenta, así que hoy no me muero hoy, eh”, porque ya está escrito. Acá puedo ser muchas cosas, todo es posible, todos jugamos con las mismas reglas, sé que si digo la cosa más disparatada, mi compañero lo va a aceptar como un regalo y va a estar sostenido por el disfrute del otro. Puede con el tiempo llegar a agotar, pero después volvés. Es un viaje de ida… y ese tendría que ser el título de la nota. (Risas).
-¿Qué cosas surgen en paralelo con la práctica?
Chechi: Está la frase famosa que “la Impro te ayuda a ser mejor persona” y parece de Sri Shankar, parece una cosa medio de Buda, pero es así.
Alfredo, se acerca rápido y acota: “Rabí Savoia” (risas)
Mariano: La Impro te sirve para la vida, te hace darte cuenta del presente, qué es lo que está pasando en ese momento,  visualizarlo, y no irte tanto para lo que vos planificabas para tu vida. Te hace entender que la situación es esta, el momento y que tenés que hacer algo con eso, tenés que hacer una analogía perfecta entre la Impro en ese momento y tu vida en ese momento.
Chechi: Realmente todo lo que es aceptación, trabajo en equipo, escucha, todo eso lo necesitás para la vida, para tu trabajo, para la familia, para encontrarte con amigos… Estamos mucho más acostumbrados a hablar que escuchar y acá necesitamos de todo eso porque vamos construyendo con el otro la historia, porque no está escrita en ningún lado, no sé lo que va a decir el otro; entonces, si no estoy abierto, si no hago contacto visual con una mirada periférica que es mirar a todos, se pierde y para eso trabajo solo, para eso hago stand up…
-¿Cómo es recibir una devolución de Chechi?
Lula: Yo creo que Chechi está loca… (Carcajadas). Y también creo que es una de las personas, de los docentes que explica,  se mete y se compromete con los alumnos de una manera muy zarpada. Nosotros venimos desde Palermo…
Chechi: Lujan, decí Luján… (risas).
Lula: Venimos del Palermo que queda al lado de Lujan. En lugar de Palermo Soho, es Palermo “LUJ”… (Carcajadas). Así que Chechi es excelente, vale la pena.
Gabriela: Yo creo que no es profesora de Impro: ella vive la improvisación  y una de las cosas que hace además es dar clases de Impro. Me gustaría verla dando clases de tejido (risas). Y sé que lo haría exactamente igual. Jamás me sentí mal o enojada por equivocarme porque de ese error ella te construye algo.
Florencia: Particularmente, lo que a mí me pasa es que tiene la palabra justa en el momento justo. Sabe leer muy bien a la persona. Vos escuchás justo lo que necesitas para seguir construyéndote.
Marcos: Ella ve más allá. Las improvisaciones son propuestas de cambio y si vos aceptás eso, no te puede caer mal, no te puede doler. Es algo para mejorar, para crecer.
Mariano: todos hacemos las cosas acá con entusiasmo y con ganas. Chechi es el ejemplo que desde el primer día hace lo que hace con esas ganas y entusiasmo que contagia a todo el grupo. Y en parte, venimos porque eso termina siendo una especie de terapia en la que uno la pasa bien porque ve al resto contagiarse también contagiarse de esas ganas.
Chechi: Es raro pasarla mal. El error se vuelve también una herramienta. Fallar en algún juego y romper la regla de algún juego, también es divertido. Yo siempre ejemplifico con “Romeo y Julieta”. (Risas). Si yo me equivoco y en vez de clavarme el puñal no me clavo, no termina la obra. El error ahí causa que o el director me mata o se baja el telón y se termina ahí. Acá lo que tiene es que si hubo una equivocación y se blanquea, se plantea y es bienvenida la equivocación. Por ejemplo, en los shows, el público entra en ese juego también: tira los títulos, es parte de las propuestas, son partícipes para que vean que no hay nada preparado. Y si ellos se equivocan en algún juego o hay algo que salió de manera “inadecuada” (no me gusta decir “mal”, aclara), también se disfruta. No recuerdo haber terminada algún show de pasándola mal. Lo que tiene de diferente el formato de competencia es que tal vez perdiste… y te vas recaliente. (Carcajadas). Hasta la gente te dice riendo: “Boluda, no podías decir la “l” y la dijiste como siete veces jajajaja”. En lugar de “¡No te moriste de Julieta!”, porque ahí estaría mal. Por eso también atrae mucho de “si te equivocás está todo bien”.
-¿Cómo se logra semejante espontaneidad en gente adulta?
Chechi: Entendiendo que pensar tanto puede llegar a no servirme de nada. Es el famoso “aquí y ahora”. Si es una improvisación de uno solo, puede necesitarse pensarlo un poco. Pero si son diez, ¿para qué me voy a matar pensando si nueve cerebros más están pensando sus otras nueve propuestas? Entonces lo mejor es dejarnos llevar, no planear absolutamente nada porque va a ser mucho más orgánico lo que esté pasando durante lo que dura una Impro promedio que son dos minutos, tres minutos. Entonces, se resume a vivir “eso” como lo que está pasando acá.
Mariano: Tenés que aprovechar eso que te da la improvisación y poder entender que “no voy a poder planear toda mi vida”; sino que podés ir improvisando qué cosa hacer día a día y disfrutarlo de otra manera.
-¿Cómo ves tu relación con tus alumnos?
Chechi: Para mí son cada uno importante como alumno y como persona. Un profesor te puede cagar tu carrera, tu vida, tu forma de ser por una cosa mal dicha o una cosa llevada simplemente a algo personal. Hay muchos docentes, principalmente de teatro, que lo hacen porque se creen dueños del alumno y no contienen sino que lastiman, pueden llevarte a decir “lo mío no es el teatro” y te podes perder de un hermoso futuro. Yo me llevo bien con mis alumnos, a veces la relación trasciende la clase y con algunos da para ir a comer una pizza o con otros solo los veo en clase pero nunca voy a hacer diferencias en ningún caso ni me voy a meter con lo psicológico, no tiene nada que ver con mi forma de darle la clase. Para mí es como una gran familia, entonces lo que les tenga que decir es decir siempre va a ser con respeto.
-El 26 de agosto pasado promocionaron una “merienda solidaria”. ¿Cómo surge?
Alfredo: Fue una propuesta del Teatro de la Cuadra para una compañera en la que participamos todos los que venimos, tanto profes como alumnos. Todo lo recaudado fue destinado a colaborar con una alumna y amiga de la casa que sufre una enfermedad muy importante. El fin era darle una mano para costear su tratamiento y distintas cirugías que debe practicarse.
Chechi: Estuvo muy bueno. Además, la Impro es algo práctico porque ya está a medio armar: porque no necesita preparación salvo el hecho de saber cuántos son y qué juegos hacer. Por algo la Impro te anima eventos, fiestas, se usa para entrenamientos de para capacitar a empleados o líderes de empresas. No hay nada que transporta, nada que llevar, nada que aprender de memoria. Entonces, cuando la propuesta vino dos semanas antes de la fecha, ni lo pensamos. Porque, aparte, no eran necesarios que vayan todos, con que cuatro o cinco vayan se podía hacer, el show sale. Si fuera una obra de teatro, como “Romeo y Julieta”, la preparación ya es otra.
-¿Por qué se habla en términos de “show” y no de “muestra” como en muchos cursos?
Chechi: El escenario de Impro es necesario como parte practica de la clase, ayuda a foguear al improvisador porque después de un año de hacer a lo último hacer la muestra se pierde el trabajo. Acá saber que una vez por mes hay un show de una hora es como un plus dentro del aprendizaje. Así como el médico necesita ver un paciente cuando estudia medicina, acá es lo mismo, con el colchón y la confianza que yo sé que les brindo para que nadie se sienta expuesto. A mí me gusta esa idea de que cada uno lo sienta como “mi” show, con mis compañeros y vivir el escenario. Es un show de alumnos y la experiencia me ha dado la satisfacción de que les gusta.
-¿Qué queda para el resto del 2012?
Chechi: Faltan los shows de octubre y de noviembre. El de noviembre es el último en el que hacemos la gala de despedida. Después puede que volvamos en el verano con un taller para gente nueva y algún taller para gente con experiencia. Agradecemos desde ya el espacio que nos da el Teatro, a Juan Martin Zubiri y a Julieta Otero que son los dueños, y al secretario que es Victor, que todos los viernes nos espera para cerrar porque la clase termina a las 23, y nos hemos ido después de las doce y no tiene ningún tipo de problema.
No son chistes. No es una obra de teatro. Es algo más. El mundo de la IMPRO coexiste con el de todos nosotros en algunos rincones del orbe y se asoma cada tanto; consigue adeptos en la práctica y en la audiencia; genera adrenalina y liberación, risas y catarsis; plantea un desafío mental, de coordinación, de ruptura de límites al mundo interno y hacia la conducta externa. Es divertido, hilarante, tan complicado como atractivo. Esta especie de “libación histriónica” vienen de la mano de Chechi Savoia y el grupo SOCIOS quienes nos traen esta propuesta: no hay que perderlos de vista.


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