Avellaneda: cuna de la Impro en zona
sur (ampliada)
por Andrés Cardiff.
Chechi Savoia. Recuerde el nombre, querido lector.
¿Cuántas veces propuestas culturales nos agradan y desconocemos a su gestor, a
la persona detrás que tradujo ideas en acción? Esa es una injusticia propia de
la naturaleza humana que procuramos abolir en porción alguna y a la que
invitamos a que deje de suceder en su persona, con el simple hecho de
recordarlo: Chechi Savoia, la profe de Impro en el Teatro de la Cuadra.
Sucede
que esta mujer tuvo una idea que lleva a cabo con una entrañable “manga de
desacataos”, que son su grupo de alumnos que en la última oportunidad rondaban
entre diez y doce acólitos, que han tenido la inmejorable idea de crear el
grupo SOCIOS presentándose el primer sábado de cada mes. Marcos, Alfredo,
Florencia, Graciela, Patricia, Laura, Gonza, Gabriela, Patricio, Leo, Mabel,
Patricio, Maru, Hernán y Gise.
Chechi en breve:
Chechi en breve:
Edad: 38 años
Estudios
Estudios
-Egresada del Conservatorio Nacional de Arte dramático. Título: actriz nacional.
-Match de Improvisación: Prof. Ricardo Behrens
-Teatro Sport: Prof. Hacho Badaracco-Julián Vidal
-Canto: Profesora Cecilia Bacot
-"El doble": Lorenzo Quinteros
-"Río plateado": Hugo Midón.
Últimos trabajos realizados
-Integrante del elenco de Depilación, tintura y asesinato, temporada 2011/12. Teatro Liberarte.
Últimos trabajos realizados
-Integrante del elenco de Depilación, tintura y asesinato, temporada 2011/12. Teatro Liberarte.
-Integrante del grupo de impro “Clan Bomba” e “Irrepetibles”
con los cuáles realiza eventos empresariales y sociales.
-Integrante del elenco del Conventillo de la Paloma y Truffaldino:
Director: Gustavo Di Leo. (obras representadas en escuelas)
-Más allá de las paredes: Suspenso. Teatro Colonial. Teatro
Liberarte.
-El conventillo viviente: Sainete para turistas en el
complejo Boca Tango.
-Fidela: Farsa. Teatro LYF
-De sapos y piratas: Infantil. Sala 420
-El pánico: Residencia Rafael Spregelburd
-Talismán, 3 corazones y 1 piano: Musical. Oliverio Always. Teatro Bauen
-Cantante de la banda María Chucena
-Docente de teatro e improvisación teatral en Teatro de la
Cuadra y Centros de Pami (tercera edad)
La
IMPRO (“Improv”, en inglés) es una práctica irreverente de exigir a cuerpo y
mente a crear un puente dinámico y constante mediante el ensayo de micro
mímesis cuyos condicionantes son pautados con el público en el momento y
promete una noche de puro disfrute y picardía. Cada instancia, cada propuesta,
se le llama “juego” y tiene sus
pautas bien marcadas que terminan siendo para quien ejecuta y para quien
atestigua, un desafío de coordinación, memoria e inventiva:
· Sólo preguntas: la
consigna es que en un lugar elegido por propuesta del público (esto hay que
recalcarlo) los participantes solo pueden mantener un diálogo en tono
interrogativo, y es el público el sensor que detecta el error, el que elimina a
un participante para que sea reemplazado por otro.
· La letra
prohibida: dos participantes deben entablar una charla o iniciar una situación
a partir de una noticia de la actualidad y estar pendientes de no utilizar una
letra al azar. La presión aumenta cuando la letra está en medio de una palabra
clave del tema y genera gran expectación la manera en que el participante se
ingenia para evitarla.
· Switch: dos
participantes, cada uno con un rol curioso y en una situación particular, ambas
cosas propuestas por el público; deberán sobrellevar dicha situación y al
pitido de la profesora (que siempre lleva silbato), deben intercambiar roles
haciendo el primero lo que hacía el otro. En alguna ocasión se pudo ver una
simulación de parto donde el padre pasa tras un pitido a ser el parturiente,
por ejemplo.
·
El último apaga la luz: este tiene tres participantes. Cada
uno ejecuta un rol y al finalizar la improvisación, el público elimina por intensidad
de aplausos a uno de ellos. Los restantes deben suplir el participante faltante
en una nueva improvisación tras la cual quedará uno solo. El último que “apaga
la luz” debe hacer su rol y los dos restantes. Al borde de la esquizofrenia.
Hay
varios más, pero la idea es que los sorprenda.
Entrevistamos
a sus protagonistas que permitieron la intromisión en una de sus clases de los
viernes a las 21hs, en el mismo teatro donde se presentan. Uno se encuentra con un grupo humano que emana
energía pura, el ambiente contagia inquietud y lo lleva a uno a la reflexión de
que lo que hacen es en apariencia extraño, pero con el correr del tiempo se
vuelve lógico y muy tentador. El grupo es heterogéneo dado que las edades
varían, las situaciones personales varían y se dedican a oficios y profesiones
de lo más diversas: Marcos (ingeniero agrónomo), Alfredo (imprenta), Lula
(actriz doblajista y radioteatro), Florencia (estudiante Lic. Salubridad e
Higiene), Gigi (maestra jardinera), Leo (docente, director de escuela, Lic. en
Cs. de la Educación), Graciela (cardióloga), Mariano (ingeniero de sistemas),
Laura (maestra), Gabriela (ingeniera en sistemas de información) y, entre
ellos, la profe “Chechi”.
-¿Por qué hacés Impro?
Florencia:
Me divierto mucho con esto: es mi cable a tierra. Es mi espacio, mi lugar, mi
gente, mi todo.
Graciela:
Vengo a evitar uno de los factores de riesgo cardiovascular: el stress. Y vengo
que porque está Marquitos (franelean jugando y estallan las risas).
Mariano:
Hago Impro cada vez que puedo desde hace un par de años. Y también es un cable
a tierra para mí: todo lo que no sale por lo técnico sale acá, así que lo
disfruto mucho.
Laura:
Lo que me trae acá que me gustó es, además de cómo lo da Chechi, el grupo en
sí. O sea, todo lo que es el grupo, la unión que hay.
Gigi:
Yo estoy siempre jugando con los chicos y a veces está bueno seguir jugando con
gente grande. Eso está copado.
Lula:
Yo soy de las más irregulares, de las que vienen cuando podemos. Pero lo que me
hace volver es no estar preocupada por el texto, sino que todo puede pasar y
que puede pasar que salga sangre del cuello y hacer el efecto del sonido, puede
ser que mientras tanto que en el cerebro de alguien pase algo y eso no pasa en
la actuación clásica. Si bien existe dentro de la carrera de actuación la
improvisación, lo que te da la Impro, además que te da la herramienta para
comunicarte y ayudarte a vos mismo en la vida y a crecer como persona, no te
limita, no hay limites y está bueno.
Alfredo:
La Impro no tiene nada que ver con la imprenta. La imprenta con la Impro
tampoco. Pero la Impro con la vida va como piña. Así que mi dinero lo gano con
mi laburo, pero las dos horas de acá pagan más que mi trabajo.
Gabriela:
Empecé esto para desestructurarme un poco. (Lo dice en seco, dura. Se hace una
pausa y vuelven las carcajadas a coparlo todo con más ruido que antes).
-¿Qué requisitos tiene que tener una
persona para hacer Impro?
Chechi:
Respirar. Ser un ser vivo que le corra la circulación de la sangre… Nada. No
hay requisitos. No tiene que estar dedicado más que a vivir y a ser una
persona. La Impro, ya sea que tu objetivo final sea para representarlo y
dedicarte a eso toda tu vida, como para simplemente entretenerte los viernes
que es el día en que yo doy, o para conocer gente, o para no aburrirte en tu
casa, o porque estaba entre esto y macramé, o porque vivo al lado del teatro,
la razón que sea alcanza. Yo no hago entrevistas, porque no me define a nadie y
no hace falta ser actor. Cualquiera puede ser un improvisador. Trabajo con grandes
y chicos; los chicos me gusta trabajar porque tienen un nivel de juego que no
perdieron; con los grandes me gusta un poco más, aunque el juego es lo que
cuesta más, tal vez, eso de “romper” y animarse a jugar. A lo mejor un
requisito mínimo es decir “sí”, aceptar que se viene a jugar. Es exponerse
bastante, no puedo ocultarme atrás de nada. A mí me produce bastante placer y
me parece fantástico para cualquiera que quiera aprender la técnica que
desbloquen un montón de cosas que te ayudan para la vida. Algunos estudian
teatro pero en realidad no importa, aún si quieren dedicarse a esto, no
importa.
-Si hubiese que ponerle un rótulo,
una categoría, ¿Cuál sería?
Chechi:
Improvisación teatral. Es una técnica teatral. Vos podés llegar a usar
improvisación para distintos formatos, para hacer “Romeo y Julieta”, para hacer
los momentos previos al momento del balcón… (Vale aclarar que en todo momento
Alfre y Lula están en movimiento alrededor de Chechi o deliberadamente dentro
de su campo visual haciendo alguna que otra payasada y ella se detendrá a
propinarles algún insulto en inglés; los demás escuchan expectantes y
sonrientes) para que el actor y la actriz entren en confianza para que,
entonces, el momento en el que se besan, tenga un contenido y una historia previa.
-¿Existe solo una Impro?
Chechi:
Tenés otro formato que es el deportivo. Tenés el campeonato de Impro-Sport, en
el que se hacen distintos juegos pero por equipos, donde la gente vota, donde
hay puntajes. Después tenés el otro formato que es el match, que ya son equipos
de seis, con faltas y otras reglas porque es otro tipo de competencias. También
hay otros tipos de Impro que son formatos largos, improvisaciones que pueden
llegar a durar en un show una hora y que tienen un sentido y están conectadas
unas con otras. Improvisación es todo porque cuando vas al verdulero y te dice
“berenjena no hay”, vos tenés que arrancar desde otro lado la cena para la
noche. Este formato que nosotros trabajamos es el formato que podría ser el
competitivo, pero en realidad nosotros no competimos y menos cuando estoy dando
clases porque lleva a estar atento a otras cosas, a estar pendiente de “le voy
a romper el culo al otro” y nosotros lo que queremos es divertirnos,
divertirnos con el hecho de hacer un buen show y que la gente se divierta y se
olvide de un montón de cosas dos horas en la semana, no es mucho pedir.
-¿Qué impresión tuvieron de la
primera clase y qué los llevó a seguir viniendo?
Mariano:
Lo que me acuerdo de la primera clase de Impro, fue que me sentí de vuelta como
un nene jugando con mis amigos, en un ambiente completamente divertido, en el
cual todo lo que pasaba por la cabeza de los que estábamos ahí podía ser verdad
y eso, volver a ser niño tiene un gran valor para mí.
Marcos:
A mí me dijeron “vení a hacer número” (risas). Era el jardinero y vine porque
la primera clase era gratis. Me quedé y no me quise ir nunca. Nos pusimos a
jugar y eso estaba bueno. Por ejemplo, yo ahora digo que voy a entrenar la
técnica los viernes, pero en realidad sé que vengo a jugar. Es mi momento de
juego, mi momento de disfrute, mi momento de libertad, en el que podemos tener
un ojo de vidrio, ser piratas, etc. Está muy bueno y es muy adictivo, aparte. Y
los compañeros, los compañeros son fundamentales. Sabés que acá contás siempre
con tus compañeros que siempre te van a entender, que siempre te van a decir
que sí, que siempre van a querer jugar con vos lo que le propongas, hay una
cooperación constante con el juego.
Leo:
Yo hice teatro con Jorge López que dicho sea de paso fue el primer profesor de
teatro de Joaquín Furriel y fue compañero mío…
Una
de las chicas: ¡Epa! (Risas).
Chechi:
Yo fui compañera de conservatorio de Joaquín…
Una
de las chicas: ¿Teléfono…?
Chechi:
Quince, seis… (Risas)
Leo:
…y bueno con él hice improvisación, pero cuando llegué acá, descubrí un mundo
nuevo. Fue fascinante. Otra cosa que suma es que
sabemos que tenemos una función por mes y no tenemos que preparar nada. La
tranquilidad esa de saber que vas a ir a la función y esa adrenalina que te
genera estar con el público y ese gusto que se genera y no saber cómo es el
texto, qué hago qué no hago… Eso también es placentero.
Alfredo:
Yo no sabía nada de qué se trataba. Vine a averiguar por clases de teatro y me
dijeron que en “setiembre” había un seminario de dos meses de improvisación.
¿Qué es eso? Mirá que no tengo ni la más remota idea. Y desde que crucé esa
puerta y encontré a la mayoría de gente que está hoy acá me dije: “O me voy a
la mierda, porque están todos locos; o me quedo porque yo estoy tan locos como
ellos”. Y de aquel “setiembre” pasó un año ya. (Risas).
Marcos:
Dijiste “setiembre” dos veces. (Más risas). Tiene que escribirse así, eh.
Chechi:
Puede y también es bueno, como todo juego, a medida de que se lo va
transitando, que después se agote, como todo. Una vez que lo hacés muy seguido,
necesitás, a veces tantear y volver a estar ordenado en un texto, a poder crear
un personaje desde otro lado, tal vez sostenido por una historia de una hora y
media. Pero siempre se vuelve a la Impro, toda persona que alguna vez hizo un
curso o vio un espectáculo queda atrapada porque tiene que nunca es lo mismo.
Así seamos los mismos los que hagamos el show y venga la misma gente al show,
se van a disparar otras palabras, se van a disparar otras noticias, se puede
estar de otro ánimo y todo eso modifica al show. Si yo tengo que hacer de
Julieta, no puedo decir: “estoy muy contenta, así que hoy no me muero hoy, eh”,
porque ya está escrito. Acá puedo ser muchas cosas, todo es posible, todos
jugamos con las mismas reglas, sé que si digo la cosa más disparatada, mi
compañero lo va a aceptar como un regalo y va a estar sostenido por el disfrute
del otro. Puede con el tiempo llegar a agotar, pero después volvés. Es un viaje
de ida… y ese tendría que ser el título de la nota. (Risas).
-¿Qué cosas surgen en paralelo con
la práctica?
Chechi:
Está la frase famosa que “la Impro te ayuda a ser mejor persona” y parece de
Sri Shankar, parece una cosa medio de Buda, pero es así.
Alfredo, se acerca rápido y acota: “Rabí Savoia” (risas)
Mariano: La Impro te sirve para la vida, te hace darte cuenta del
presente, qué es lo que está pasando en ese momento, visualizarlo, y no irte tanto para lo que vos
planificabas para tu vida. Te hace entender que la situación es esta, el
momento y que tenés que hacer algo con eso, tenés que hacer una analogía
perfecta entre la Impro en ese momento y tu vida en ese momento.
Chechi:
Realmente todo lo que es aceptación, trabajo en equipo, escucha, todo eso lo
necesitás para la vida, para tu trabajo, para la familia, para encontrarte con
amigos… Estamos mucho más acostumbrados a hablar que escuchar y acá necesitamos
de todo eso porque vamos construyendo con el otro la historia, porque no está
escrita en ningún lado, no sé lo que va a decir el otro; entonces, si no estoy
abierto, si no hago contacto visual con una mirada periférica que es mirar a
todos, se pierde y para eso trabajo solo, para eso hago stand up…
-¿Cómo es recibir una devolución de
Chechi?
Lula:
Yo creo que Chechi está loca… (Carcajadas). Y también creo que es una de las
personas, de los docentes que explica,
se mete y se compromete con los alumnos de una manera muy zarpada.
Nosotros venimos desde Palermo…
Chechi:
Lujan, decí Luján… (risas).
Lula:
Venimos del Palermo que queda al lado de Lujan. En lugar de Palermo Soho, es
Palermo “LUJ”… (Carcajadas). Así que Chechi es excelente, vale la pena.
Gabriela:
Yo creo que no es profesora de Impro: ella vive la improvisación y una de las cosas que hace además es dar
clases de Impro. Me gustaría verla dando clases de tejido (risas). Y sé que lo
haría exactamente igual. Jamás me sentí mal o enojada por equivocarme porque de
ese error ella te construye algo.
Florencia:
Particularmente, lo que a mí me pasa es que tiene la palabra justa en el
momento justo. Sabe leer muy bien a la persona. Vos escuchás justo lo que
necesitas para seguir construyéndote.
Marcos:
Ella ve más allá. Las improvisaciones son propuestas de cambio y si vos aceptás
eso, no te puede caer mal, no te puede doler. Es algo para mejorar, para
crecer.
Mariano:
todos hacemos las cosas acá con entusiasmo y con ganas. Chechi es el ejemplo
que desde el primer día hace lo que hace con esas ganas y entusiasmo que
contagia a todo el grupo. Y en parte, venimos porque eso termina siendo una
especie de terapia en la que uno la pasa bien porque ve al resto contagiarse
también contagiarse de esas ganas.
Chechi:
Es raro pasarla mal. El error se vuelve también una herramienta. Fallar en
algún juego y romper la regla de algún juego, también es divertido. Yo siempre
ejemplifico con “Romeo y Julieta”. (Risas). Si yo me equivoco y en vez de
clavarme el puñal no me clavo, no termina la obra. El error ahí causa que o el
director me mata o se baja el telón y se termina ahí. Acá lo que tiene es que
si hubo una equivocación y se blanquea, se plantea y es bienvenida la
equivocación. Por ejemplo, en los shows, el público entra en ese juego también:
tira los títulos, es parte de las propuestas, son partícipes para que vean que
no hay nada preparado. Y si ellos se equivocan en algún juego o hay algo que
salió de manera “inadecuada” (no me gusta
decir “mal”, aclara), también se disfruta. No recuerdo haber terminada
algún show de pasándola mal. Lo que tiene de diferente el formato de
competencia es que tal vez perdiste… y te vas recaliente. (Carcajadas). Hasta
la gente te dice riendo: “Boluda, no podías decir la “l” y la dijiste como
siete veces jajajaja”. En lugar de “¡No te moriste de Julieta!”, porque ahí
estaría mal. Por eso también atrae mucho de “si te equivocás está todo bien”.
-¿Cómo se logra semejante
espontaneidad en gente adulta?
Chechi:
Entendiendo que pensar tanto puede llegar a no servirme de nada. Es el famoso
“aquí y ahora”. Si es una improvisación de uno solo, puede necesitarse pensarlo
un poco. Pero si son diez, ¿para qué me voy a matar pensando si nueve cerebros
más están pensando sus otras nueve propuestas? Entonces lo mejor es dejarnos
llevar, no planear absolutamente nada porque va a ser mucho más orgánico lo que
esté pasando durante lo que dura una Impro promedio que son dos minutos, tres
minutos. Entonces, se resume a vivir “eso” como lo que está pasando acá.
Mariano:
Tenés que aprovechar eso que te da la improvisación y poder entender que “no
voy a poder planear toda mi vida”; sino que podés ir improvisando qué cosa
hacer día a día y disfrutarlo de otra manera.
-¿Cómo ves tu relación con tus alumnos?
Chechi:
Para mí son cada uno importante como alumno y como persona. Un profesor te
puede cagar tu carrera, tu vida, tu forma de ser por una cosa mal dicha o una
cosa llevada simplemente a algo personal. Hay muchos docentes, principalmente
de teatro, que lo hacen porque se creen dueños del alumno y no contienen sino
que lastiman, pueden llevarte a decir “lo mío no es el teatro” y te podes
perder de un hermoso futuro. Yo me llevo bien con mis alumnos, a veces la
relación trasciende la clase y con algunos da para ir a comer una pizza o con
otros solo los veo en clase pero nunca voy a hacer diferencias en ningún caso
ni me voy a meter con lo psicológico, no tiene nada que ver con mi forma de
darle la clase. Para mí es como una gran familia, entonces lo que les tenga que
decir es decir siempre va a ser con respeto.
-El 26 de agosto pasado
promocionaron una “merienda solidaria”. ¿Cómo surge?
Alfredo:
Fue una propuesta del Teatro de la Cuadra para una compañera en la que
participamos todos los que venimos, tanto profes como alumnos. Todo lo
recaudado fue destinado a colaborar con una alumna y amiga de la casa que sufre
una enfermedad muy importante. El fin era darle una mano para costear su
tratamiento y distintas cirugías que debe practicarse.
Chechi:
Estuvo muy bueno. Además, la Impro es algo práctico porque ya está a medio
armar: porque no necesita preparación salvo el hecho de saber cuántos son y qué
juegos hacer. Por algo la Impro te anima eventos, fiestas, se usa para
entrenamientos de para capacitar a empleados o líderes de empresas. No hay nada
que transporta, nada que llevar, nada que aprender de memoria. Entonces, cuando
la propuesta vino dos semanas antes de la fecha, ni lo pensamos. Porque,
aparte, no eran necesarios que vayan todos, con que cuatro o cinco vayan se
podía hacer, el show sale. Si fuera una obra de teatro, como “Romeo y Julieta”,
la preparación ya es otra.
-¿Por qué se habla en términos de “show”
y no de “muestra” como en muchos cursos?
Chechi:
El escenario de Impro es necesario como parte practica de la clase, ayuda a
foguear al improvisador porque después de un año de hacer a lo último hacer la
muestra se pierde el trabajo. Acá saber que una vez por mes hay un show de una
hora es como un plus dentro del aprendizaje. Así como el médico necesita ver un
paciente cuando estudia medicina, acá es lo mismo, con el colchón y la
confianza que yo sé que les brindo para que nadie se sienta expuesto. A mí me
gusta esa idea de que cada uno lo sienta como “mi” show, con mis compañeros y
vivir el escenario. Es un show de alumnos y la experiencia me ha dado la
satisfacción de que les gusta.
-¿Qué queda para el resto del 2012?
Chechi:
Faltan los shows de octubre y de noviembre. El de noviembre es el último en el
que hacemos la gala de despedida. Después puede que volvamos en el verano con
un taller para gente nueva y algún taller para gente con experiencia.
Agradecemos desde ya el espacio que nos da el Teatro, a Juan Martin Zubiri y a
Julieta Otero que son los dueños, y al secretario que es Victor, que todos los
viernes nos espera para cerrar porque la clase termina a las 23, y nos hemos
ido después de las doce y no tiene ningún tipo de problema.
No
son chistes. No es una obra de teatro. Es algo más. El mundo de la IMPRO
coexiste con el de todos nosotros en algunos rincones del orbe y se asoma cada
tanto; consigue adeptos en la práctica y en la audiencia; genera adrenalina y
liberación, risas y catarsis; plantea un desafío mental, de coordinación, de
ruptura de límites al mundo interno y hacia la conducta externa. Es divertido,
hilarante, tan complicado como atractivo. Esta especie de “libación
histriónica” vienen de la mano de Chechi Savoia y el grupo SOCIOS quienes nos
traen esta propuesta: no hay que perderlos de vista.
Más información en este link.
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